¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. ¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros? Santiago 4: 4-5.
Me imagino a un Santiago escribiendo enérgicamente cada palabra de esta carta, cada adjetivo, cada verbo, parecen haber sido escritos con letra mayúscula y con signos de exclamación. Lo veo como todo un pastor resuelto a decir las cosas tal cual el Espíritu lo inspiró, sin miedo a ninguna reacción de su público, más bien seguro, de demandar lo necesario para ser creyentes auténticos y fieles.
Jesús dijo:
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Jesús dejó en claro que tener a dos señores no es como tener dos trabajos. Eso el día de hoy si es posible porque muchos necesitan dos o tres trabajos para cubrir su presupuesto, pero lo que el señor quiso señalar fue la relación entre un amo y su esclavo. Y ningún esclavo puede servir a dos amos.
Jesús afirmó que servir a dos amos es simplemente imposible. Por ejemplo la nación de Israel, pensaron que podían adorar a Jehová y a Baal. Pero eso era traición al único Dios. Adorar a Baal era abandonar al Señor. Valorar a uno es desechar al otro.
Santiago toma esta enseñanza para indicar que es imposible que un esclavo tenga amistad y sirva a dos amos, porque cada uno lo considerará como su propiedad, y el esclavo debe responder a uno u otro con total devoción, ya sea por amor o por interés.
Santiago también reconoce que como cristianos no podemos ser amigos del sistema del mundo, porque este siempre está en rebelión contra de Dios, ser amigos de Dios al mismo tiempo que, amigos del mundo es imposible.
Los hijos de Dios tenemos el sello del Espíritu Santo, el Espíritu que mora en nuestro interior anhela estar en comunión íntima con el Señor. Dice Santiago que “nos anhela celosamente” Por lo tanto si en tu interior vive el Espíritu, no buscarás las cosas del mundo para sentirte feliz. Pero lo más importante es que Dios anhela guiarte por sendas buenas, por caminos de justicia y verdad, aspira verte como un discípulo santo y bendecido, esas bendiciones no las da el mundo, sólo Dios.
Dios quiere tu lealtad, él es celoso y no por eso egoísta, más bien sabe que el mundo corrompe y sus deseos corrompen y traen maldición.
Se fiel a tu Señor, él te anhela, lee la Palabra y búscalo en oración. Él te anhela.
Con amor,
Martha Vílchez de Bardales