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Foto del escritorIB La Molina

Dios sabe lo que necesitas

“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” Mateo 6:26-31

Hoy temprano tuve la oportunidad de orar con mi nietecito Santiago Daniel de 2 meses de edad, le dimos gracias a Dios por todo lo que recibimos de su mano cada día. Es muy importante que desde pequeñito aprenda, que nada de lo que posee es un regalo merecido, sino que todo es por la gracia y el amor de Dios.


Mi corazón se emociona igualmente cuando mi hija Deborah que vive en el extranjero me cuenta alguna bendición que recibe en su trabajo o en su matrimonio, porque ella cuando termina de darme su informe termina diciendo: ¡Gracias a Dios mami, el Señor nos dio lo que necesitábamos!


Tomar conciencia del cuidado perfecto de Dios hacia nosotros debe ser una práctica que nos lleve a ser agradecidos y convertirnos en creyentes que adoramos en espíritu y en verdad al Jehová Jireh.

Sin embargo a veces caemos en la tentación de querer más de lo que Dios nos da y por eso empezamos a creer que se puede hacer negocios con el diablo y por eso le permitimos que nos muestre todo lo que “supuestamente necesitamos”. Te explico, ¿Recuerdas el momento cuando el Señor fue tentado en el desierto?, fueron cuarenta días de ayuno, estaba solo, el calor se asemejaba a un horno encendido, y allí hizo su aparición el maligno para ofrecerle que Jesús use su poder divino para convertir unas piedras en pan, en segundo lugar lo llevó al pináculo del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: a sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Y la tercera tentación: Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: "Todo esto te daré, si postrado me adorares." El Señor a cada una de estas invitaciones le supo responder con la Palabra de Dios.


Hoy el enemigo de Dios sigue haciendo el mismo trabajo dañino de tentar a los cristianos, de hacernos pensar que lo que nos da nuestro Padre que viste a las flores y alimenta a las aves, no es suficiente, por eso es importante recordar cómo respondió Jesús a las tentaciones.


Cuando el tentador le dijo a Jesús ”Convierte estas piedras en pan” era igual que decirle: "Si quieres que la gente te siga, usa tus maravillosos poderes para darles cosas materiales". Como sugiriendo que Jesús debería sobornar con regalos a la gente para que lo siguiera. ¿Acaso no es lo mismo que sugieren un cristianismo fácil cuando añaden al nuevo nacimiento regalos que no están en la Biblia como muchas riquezas materiales? Por eso muchos que se sienten engañados se alejan y su postrer estado es peor que el primero.


En la segunda tentación Satanás le ofreció a Jesús el aplauso y la emoción del público que lo vería caer del templo y recibido por ángeles. Se supone que recibiría gran aplauso si se tiraba de lo alto del templo porque los ángeles vendrían a salvarlo. Pero lo que en realidad le estaba ofreciendo era ganarse la empatía y fama de la gente que iba a ser testigo de todo este show montado por el mismo tentador. Las sensaciones son engañosas y pasajeras, pero la Palabra permanece para siempre.


En la tercera tentación, Jesús se paró sobre una montaña desde la cual se podía ver todo el mundo civilizado y el tentador dijo: "Adórame, y todo será tuyo". Esta es la tentación de comprometerse con las cosas del mundo con tal de tener todo esto que se ve tan bello, permitimos ceder a los principios que debemos proteger como discípulos de Cristo.


Y finalmente seguimos cayendo en la trampa del maligno cuando cedemos a tomar más tiempo en las vanidades de este mundo en vez de buscar las cosas de Dios.


Lo que quiero mostrarles es que las tentaciones tuvieron que ver con las cosas que el Diablo sigue ofreciéndonos hoy, cosas materiales, buenas sensaciones de éxito y la posibilidad de hacer concesiones con tal de tener más de lo que necesitamos.

El Señor que pudo soportar la tentación siendo hombre, nos enseña a no caer en el afán y la ansiedad que viene de una preocupación indebida por las cosas materiales. Jesús contrastó la vida de aquellos que no conocen a Dios y que están apartados de Él, con aquellos que conocen a Dios y reciben su cuidado amoroso. Los que conocen a Dios deben buscar otras cosas mejores.


“Mas buscad primeramente el reino de Dios” Esta debe ser la regla de nuestra vida al ordenar nuestras prioridades. Jesús nos recuerda que nuestro bienestar físico no es digno para dedicarle toda nuestra vida. Si piensas que es digno que tu dios sea la riqueza, entonces tu vida está condenada a la preocupación por ganar más. Jesús no solamente les dijo que no se afanaran; les dijo que remplazaran el afán por una preocupación por el reino de Dios.


Un hábito o una pasión solo se puede renunciar por un hábito o una pasión mayor.

Mi amado hermano como hijo de Dios aspira a las bendiciones espirituales que recibes cuando oras, lees la Palabra, sirves a la Iglesia y a las personas, si estás feliz de darle al Señor el primer lugar Él no te dejará pasar necesidad y vergüenza. Dale a Dios lo primero.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales







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