“Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.” Juan 4:23-24
Con estas palabras que Jesús le dijo a la mujer samaritana del pozo, describió la base de la adoración verdadera, si quieres adorar a Dios no necesitas instrumentos, equipos de sonido, un auditorio lleno, un cantante famoso, o un lugar especial, como pensaba la samaritana. Adorar en espíritu y en verdad significa abrir la boca para proclamar las verdades bíblicas y darle al Señor un culto de gratitud con alabanzas llenas de fervor y devoción sincera.
Una de las razones más importantes de la vida cristiana es darle a Dios una adoración espiritual, eso es lo que reveló el Señor cuando le habló a esta mujer y le dijo: “La hora viene, y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca a los tales para que le adoren”. Este es un principio que se nota desde los primeros textos de la Biblia, por eso Jesús enseñó también que el principio fundamental de nosotros como creación, es que adoremos a Dios por encima de todo.
El mensaje de Cristo por lo tanto es el mismo del Padre, no hay ninguna contradicción y se nota la continuidad del mensaje: Dios desea adoración.
Dios nos hizo para ser adoradores del Padre, pero el diablo quiere robarle al Señor a sus adoradores. Cuando leas el episodio donde Jesús es tentado por el diablo, notarás que este Satanás, enemigo número uno de Dios, evidenció su deseo de robarle a Dios el privilegio de ser adorado, por eso invitó a Jesús a inclinarse y adorarlo. Sin embargo la respuesta de Jesús fue clara: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, ya él solo servirás”. Deberíamos estar más atentos en reconocer a quién adoramos cada día. Porque en efecto, si tomas tiempo en todo menos en Dios, le estás dando tu prioridad a otros dioses.
También vemos en la respuesta de Jesús a Marta (la hermana de Lazaro y María) “Marta, Marta , te preocupas y te preocupas por muchas cosas: pero una cosa es necesaria: y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” ¿Qué había escogido María? Sentarse a los pies del Señor Jesús oyendo las enseñanzas y adorando.
Pero se suponía que Marta estaba sirviendo a los discípulos, atendiendo los alimentos, sirviendo al propio Jesús, ¡ella estaba sirviendo solita! pero lo que no vio Marta en ese servicio es que sólo estaba haciendo una demostración sacrificada de sus talentos, como que quería demostrar en su trabajo su compromiso, pero postergó con eso lo más importante. La adoración debe ser primero, incluso sobre el servicio. ¿De qué vale que seas un obrero responsable y súper trabajador si no adoras al Señor con todo tu corazón?
Desde Génesis y a través de todo el Antiguo Testamento, y también en todos los libros del Nuevo Testamento encontramos que todos hemos nacido para ser capaces de ser adoradores en espíritu y en verdad:
Éxodo 4:31 Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.
Deuteronomio 26:10 Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios.
Salmo 95:1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Crónicas 7:3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.
Salmo 5:7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
Juan 4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Apocalipsis 15:4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
¡La adoración no es parte de la vida cristiana, la adoración es la vida cristiana!
Desde el primer día que empezaron los cultos presenciales, la iglesia regresó con muchas ganas de alabar, adorar y cantar con corazones agradecidos, pero todos nos vimos obligados a usar máscaras en la boca, a mi me hacía sentir que estaba amordazada, impedida de adorar con voz y palabras de gratitud, pero lo que no pudieron detener estas reglas fueron mis lágrimas de gratitud, ni los ojos llorosos de los hermanos que cantaban con brazos y manos en alto, manos y lágrimas que expresaban ofrendas espirituales de reconocimiento y amor.
¿Qué lugar ocupa la adoración en tu vida hoy? ¿Cuánto tiempo dedicas para adorar? Una de las cosas que aprendí durante el encierro por la pandemia fue el valor de la adoración con toda la congregación. Por eso creo que sólo tienes dos opciones, o volver a ser un adorador agradecido que sabe y quiere cantar a viva voz, o caer en la peor tragedia, ser un cristiano sólo de nombre, sin ganas ni voluntad de alabar al Señor.
La mujer samaritana recibió la mejor enseñanza de su vida, por eso corrió presurosa a contarles a todos sus amigos, familiares y vecinos que había tenido un encuentro con Cristo, ese testimonio hizo que todos quieran ir con ella a conocer al único digno de adoración.
Por favor prepárate para ser un adorador, no tengas vergüenza cantar, menos levantar tus manos para agradecer, pero hazlo todo con sinceridad, di palabras de gratitud, expresa tu amor a Dios, para eso fuiste creado y salvado.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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