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Foto del escritorIB La Molina

Dios, ¿no te importa que estamos muriendo?

"Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?" Marcos 4:37-40.



¿Cuán a menudo le has hecho este tipo de pregunta al Señor durante esta pandemia? Los discípulos en medio de la tempestad olvidaron las palabras de Jesús cuando les dijo “Pasemos al otro lado”, se imaginaron que más bien Jesús los llevó a morir al lago de Galilea, por eso se llenaron de miedo y hasta le exigieron por haberse quedado dormido. Hoy también hay gente que cree que Dios está dormido.


Metidos en medio de la tormenta, me imagino como fue creciendo el fastidio de ellos cuando la tempestad redobló su fuerza, la mayoría de estos discípulos eran pescadores experimentados, conocían cuán violentas y repentinas se ponían las aguas, aguantaron buen tiempo la tormenta, pero el fastidio aumentó porque estaban en ese problema por obedecer.


Entonces lo despertaron. El viento no le despertó, las voces entre los discípulos no le despertaron, y el agua que salpicaba sobre la barca no le despertó. Pero al clamor de Sus discípulos lo apartó de su descanso y se despertó instantáneamente. Jesús es como la madre que duerme en medio de todo tipo de ruidos, pero al más leve sonido de su pequeño bebé, ella instantáneamente se despierta.


Los discípulos quisieron mostrarle al Señor que él también estaba en peligro, como si el problema no fuera sólo para ellos, humildes mortales: ¿no tienes cuidado que perecemos? Es mejor que te despiertes, tomes una cubeta y empieces a sacar agua junto con nosotros, ¡porque perecemos! Más que queja, parecía una supuesta protesta por la indiferencia de Jesús.


Eso es lo que muchos pueden estar sintiendo en este tiempo, sólo ver las noticias es para llenarse de miedo, huelga de transportistas, gente por multitudes en la calle, se multiplican los contagiados, más de seis millones de gente desempleada, la tormenta nos golpea a todos.


Sin embargo Cristo nunca duerme, puede pasar que la iglesia duerma, pero Dios jamás. La iglesia tiene que clamar más fuerte para que Dios atienda el clamor de este mundo enfermo.


“Y levantándose, reprendió al viento.” La palabra que se usa “reprender” es el mismo término que Jesús usaba para reprender a los demonios, esto nos dice que el Señor estaba librando una batalla espiritual tanto como un vendaval de la naturaleza. Él se dirigió a la feroz tormenta como si fuera una ‘fuerza” que amenazaba a sus discípulos y a él. La fuerza del mar fue reprimida mientras Jesús la sometía con su palabra y soberanía.


Pero también el Señor exhortó a los discípulos ¿Por qué estáis así acobardados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces ellos dejaron de tener miedo a la naturaleza y temieron con gran temor al Señor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?


La tormenta no preocupó a Jesús, pero si le inquietó la falta de fe de quienes estaban día y noche con él escuchando sus promesas. ¿Puedes sentir que Dios te hace la misma pregunta?


Como seres humanos somos muy sensibles a la inseguridad y al miedo, nos hacemos preguntas sin medir que estamos dudando del poder de Dios, su cuidado y misericordia. Pero el Señor no abandona a sus hijos amados, iglesia del Señor, Cristo no está dormido, iglesia tampoco podemos dormir, tenemos que estar despiertos para compartir del amor de Dios, Que Dios te use hoy.


Con amor,

Martha Vilchez de Bardales




 

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