“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” Efesios 4:1-6
Era casi una adolescente mental cuando le dije a mi padre, (pastor con muchos años de experiencia), que no tenía la intención de estudiar en la universidad (como mis hermanos) sino que quería ingresar al seminario bíblico. Como había escuchado muchas veces sermones sobre “El llamado” le di todos los los argumentos que pensé lo convencerían para que me diera permiso.
Mis argumentos fueron contundentes en mi parecer de joven apasionada, pero para mi papá, más que mis palabras, pesaba mi testimonio.
Cuando leo la frase de Pablo: “os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” entiendo por qué mi padre quiso pruebas más notorias de mi vocación al servicio misionero.
La frase "andar de una manera digna" tiene la idea de vivir una vida de tal manera que esté a la altura de algo.
Mis padres estuvieron a cargo de una pequeña iglesia pero también eran comerciantes, así que siempre había en casa balanzas como biblias, uno de mis juegos favoritos era pesar todo lo que podía, legumbres, verduras, menudencias, etc. para saber el peso exacto de un kilo de arroz tenía que poner a un lado de la balanza, una bolsa con este producto, y al otro lado de la balanza una pesa dorada que tenía grabada 1 Kilo. Si la balanza se equilibraba quería decir que el peso de ambas era la correcta.
Si tenía 50,10 gramos de azúcar en un lado de la balanza, necesitaba una pesa de 50,10 gramos para poner en el otro lado para que se equilibrara. Si ponía una pesa de 50 gramos en el otro lado, estaría desequilibrado, fuera de balance. Necesitaba que ambos pesos fueran iguales. Esto es igual a un “peso digno”.
La palabra "digno" nos enseña que si hemos sido llamados para ser salvos e hijos de Dios nuestra vida debe tener el peso exacto que Dios espera de la salvación grande que nos ha dado.
En nuestro caminar como cristianos Dios nos enseña cosas nuevas, y nuestra tarea es aplicar todas estas verdades. Este es el propósito por ejemplo de las muchas pruebas que el Señor pone en nuestra vida. ¿De qué vale memorizar textos, comprender doctrina, escribir devocionales (como es mi caso) si no aplico las enseñanzas en mi manera de ser y actuar? Sería una vergüenza y un gran desperdicio si solo aprendiéramos grandes verdades y nunca las aplicamos en nuestras vidas. Esto es igual a tener un peso desequilibrado, o un peso “indigno”.
Pablo nos indica claramente que debemos andar mostrando una vida en consonancia con el llamamiento que hemos recibido. Por lo tanto no andamos dignamente para que Dios nos ame, sino porque Él nos ama. Nuestra vida debe mostrar por lo tanto gratitud, y no el simple deseo de ganar méritos ante los ojos de los otros cristianos.
Todo creyente es el primogénito de Dios; y por lo tanto más elevado que los reyes de la tierra: “Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.” Salmo 89:27. Por lo tanto, debe comportarse en consecuencia y no manchar la elevada sangre de Jesucristo.
¿Cómo es el carácter de un digno hijo de Dios? Pablo responde, humildad, mansedumbre, paciencia, guardando la unidad, son los rasgos que deben estar en la presencia de un cristiano digno para que su balance esté exacto a la medida que Dios pone en la balanza.
Gracias por leer y compartir estos devocionales hechos con amor.
Martha Vílchez de Bardales
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