“Ustedes, los que montan asnas blancas y se sientan sobre tapices, y ustedes, los que andan por el camino, ¡pónganse a pensar! La voz de los que cantan en los abrevaderos relata los actos de justicia del Señor, los actos de justicia de sus guerreros en Israel. Entonces el ejército del Señor descendió a las puertas de la ciudad. ¡Despierta, despierta, Débora! ¡Despierta, despierta, y entona una canción! ¡Levántate, Barac! Lleva cautivos a tus prisioneros, oh hijo de Abinoam. Los sobrevivientes descendieron con los nobles; el ejército del Señor vino a mí con los valientes. Algunos venían de Efraín, cuyas raíces estaban en Amalec; Benjamín estaba con el pueblo que te seguía. Desde Maquir bajaron capitanes; desde Zabulón, los que llevan el bastón de mando. Con Débora estaban los príncipes de Isacar; Isacar estaba con Barac, y tras él se lanzó hasta el valle. En los distritos de Rubén hay grandes resoluciones.” Jueces 5: 10-15
Me gusta la frase ¡Pónganse a pensar! es como decir, “ya no estás reflexionando”, “Has dejado de razonar”, “Te estás equivocando”, ¡Reacciona y mira! Débora se dirigió a los que montaban las asnas blancas y estaban sentados sobre tapices, también a los que seguían su camino. Es decir le habló fuerte a los líderes de la ciudad para que reaccionaran y admiraran las cosas grandes que Dios hizo. De eso se trata esta parte de su canción, empieza llamando la atención y termina llamando la atención también.
Si nosotras vemos con ojos espirituales que hay una especie de adormecimiento en la familia, iglesia o comunidad, nuestro deber es hablar, dar testimonio, revelar la verdad en Cristo, declarar sus hechos, porque la luz no puede estar escondida debajo del “almud” sino que debe estar visible para todos, ¡muchos necesitan despertar y cantar un cántico de alabanza a Jehová! La alabanza se ha perdido en muchas iglesias, como ya no se reúnen a alabar, ya no cantan en sus casas. ¡Tenemos que despertar a una iglesia que ha dejado de adorar!
Después de hacer reaccionar a los líderes y al pueblo para que vean a Dios y sus maravillas, Débora dijo: ¡Despierta, despierta! “orer” es un verbo que significa conmover, remover, provocar, y se usa como en este verso, para hacer que algo o alguien actúe, como si lo sacudieras para motivarlo a levantarse. Quiere decir que la idea de "despierta" no es levantar a alguien que ha estado durmiendo, sino de mover con entusiasmo al que permanece inmóvil, a la acción, en este caso literalmente significa "¡Habla o canta una canción!"
Pero la orden de ¡despertar! la da la propia Débora, y se lo dice así misma. Es decir que ella es consciente que Dios la envió a una misión profética y como si se animara a sí misma alabó a Dios, porque al cantar, todos sus sentidos estaban alertas para adorar y reconocer al Señor que los libertó.
“¡Levántate, Barac! Lleva cautivos a tus prisioneros, oh hijo de Abinoam. Los sobrevivientes descendieron con los nobles; el ejército del Señor vino a mí con los valientes”.
Después de la victoria de Israel sobre el enemigo, Débora aconsejó nuevamente a Barac que asumiese el mando de la operación: ¡Levántate Barac!. Pero al parecer Barac todavía necesitaba la compañía de esta mujer valerosa, así que ella continuó la misión de liderar a los soldados del ejército de Israel: “El ejército del Señor vino a mi con los valientes” Si quieres que tus discípulos enfrenten pruebas, al principio tendrás que acompañarlos hasta que puedan caminar solos. No te puedes cansar, ni resignar, si no te acompañan a la primera, insiste e insiste.
Ahora te pido que leas bien y te des cuenta de un detalle importante, algunas de las tribus ayudaron a Débora y a Barac, mientras que otras no lo hicieron. Una de las tribus que no les ayudó, fue la tribu de Rubén, que no envió ningún refuerzo a la batalla. No estuvieron allí para dar su apoyo, cuando era tan necesario. Eran vecinos y estaban muy cerca, pero no hicieron nada. Creyeron que debían quedarse en sus rediles, y al parecer no quisieron confiar el cuidado de sus animales a otros. Actuaron como si no hubiera ninguna guerra. Y se nos dice en el versículo 15 que ". . . Entre las familias de Rubén se hicieron grandes propósitos." ¿Cuáles fueron esos grandes propósitos? Preocuparse por ellos mismos. En cambio, la tribu de Isacar se unió a Débora y Barac. Este es el siglo del egocentrismo, todos están demasiado ocupados en sus propias cosas, pero tú como Débora, abre los ojos y sigue sirviendo al Señor.
No se les puede pedir valentía, servicio, compromiso, tiempo, decisión ni amor por la obra a quienes tienen otras prioridades en su vida. Esta parte me da mucha pena porque “Servir a Dios es un honor”, esto es algo que me enseñaron de niña y procuro enseñarlo a mis hijas. Más que nada, más que sueños, dinero y fama, tener a Dios primero, servir a Dios primero.
Con amor
Martha Vilchez de Bardales
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