Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor. Hebreos 12:28-29
Un pastor contó la historia de una madre que llevó a sus tres hijos a un restaurante para almorzar algo especial, pues era el cumpleaños de la menor de los tres. El lugar estaba completamente lleno, pero la madre de familia había tomado la precaución de separar una mesa con anticipación. Cuando toda la familia tomó sus lugares, la niña se veía distraída mirando a todas las personas que estaban sentadas, no pasó mucho rato y trajeron la orden con sus respectivos platos. Pero la niña no dejaba de mirar a los otros comensales. Por fin la madre llamó la atención de la cumpleañera para dar gracias antes de almorzar, y es cuando la pequeña preguntó en voz alta: “Mami, ¿acaso la gente no pide la bendición en este lugar? ¿Acaso no les han enseñado a dar gracias?" Ya se imaginarán la vergüenza de los presentes. La mamá trató de callarla, pero la niña quería una respuesta. Entonces el mozo (otro cristiano agradecido) le dijo: “Yo sí oro y doy gracias a Dios pequeña” Entonces en ese momento, algo sorprendente ocurrió, en ese mismo instante todas las demás personas inclinaron la cabeza y empezaron a orar dando gracias a Dios.
El autor de Hebreos también exhorta a los creyentes a ser una iglesia agradecida, tomando conciencia de la inestabilidad del mundo y sus ofertas y comparando lo que Dios nos ha dado: el perdón de pecados, la salvación eterna, el Reino de Jesús inconmovible, tantas y tantas promesas de bendición y sabiduría en su Palabra, la provisión en salud y en alimento físico y puedo seguir y seguir dando motivos para estar agradecida.
Un creyente que está consciente de su nueva vida, puede estar en un estado de gozo y acción de gracias continuo, incluso cuando las peores cosas parecen estar sucediendo a su alrededor. Nuestra identidad y futuro no depende de lo que este mundo temporal pueda proporcionar. No se basa en la esperanza de las cosas aquí y ahora. Nuestro agradecimiento y adoración es posible debido a la verdad de que Dios suplantará todo lo que este mundo conoce ahora: ¡somos miembros de un Reino que no puede fallar y un Rey que no será derrocado!
Nuestra alabanza a Dios no se basa en este mundo actual y sus esperanzas. Nuestra alabanza a Dios se basa en el hecho de que Su reino nunca falla, y nuestro Rey nunca fallará, ¡Y somos miembros de ese Reino para siempre! ¡Tenemos un futuro garantizado!
Pero el autor no sólo nos exhorta a recordar los motivos para dar gracias, también añade que si estás consciente de quién es Dios para tí entonces le servirás agradándole, ¿cómo? te preguntarás:
Tu gratitud debe expresarse en un servicio agradable a Dios.
Tu gratitud debe expresarse en obediencia con temor a Dios.
Tu gratitud y honor debe ser visible, porque lo que hay en tu corazón debe expresarse en sacrificios de adoración.
Y tu gratitud debe estar marcada por un sentido profundo de santidad divina (porque nuestro Dios es fuego consumidor).
En estos tiempos modernos vemos que las personas buscan ser satisfechos en todos sus deseos, pero los cristianos también buscan erróneamente demasiadas bendiciones, con poco compromiso y casi nada de gratitud. Se usa el pretexto de “la Gracia de Dios” para creerse merecedores de todas las riquezas, pero faltan el respeto a Dios cuando olvidan que es Santo y Fuego consumidor.
Puesto que Dios es de hecho un fuego consumidor, lo mejor es que nos acerquemos a Él en sus términos. ¿Recuerdas el texto donde Elías fue puesto a prueba por los sacerdotes paganos? El Señor consumió todo, incluso a los bueyes, el agua, los ídolos de Baal y a sus sacerdotes (1 Reyes 18:38) Dios consume todo lo que merezca su desaprobación.
Entonces, dado que estamos recibiendo un reino que no puede ser sacudido ni removido, debemos ser un pueblo agradecido que adora a Dios por las cosas grandes y poderosas que Él ha hecho por nosotros. Este pensamiento debe guiar tus prioridades cada día, esta es la perspectiva que debes tener todos y cada uno de los días de tu vida, no enfocándonos en los afanes de este mundo, sino enfocándonos en el reino que es inconmovible, porque es lo que permanecerá.
No olvides querido hermano que Dios es un Dios celoso (Deuteronomio 4:23-24) y desea intimidad contigo. Debes adorarlo activamente, agradeciendo todo lo que ha hecho, haciendo que tu vida y testimonio cuenten todo lo que Jesús ha hecho por ti.
A pocos días de poder celebrar con muchísima gratitud un aniversario mas de mi iglesia, quiero renovar mi compromiso de servir a Cristo hasta que mi cuerpo descanse en los brazos de mi Salvador.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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