"El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de los muertos en Susa, residencia real. Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa capital del reino los judíos han matado a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha. Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán. Y mandó el rey que se hiciese así. Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán." Ester 9:11-14
El libro de Ester nos muestra como una joven huérfana y su pariente Mardoqueo se convierten en el instrumento de Dios para proteger su nación elegida.
Ellos pudieron completar una orden de Dios. Digo completar porque en el tiempo de Saúl, primer rey de Israel, el Señor le ordenó que llevara a cabo la totalidad de su juicio contra los amalecitas, pueblo originario de Amán y sus descendientes.
Me puse a estudiar la relación de los judíos contra esta nación y pude notar como los “Amalequitas” a lo largo de la Biblia, fueron enemigos declarados del pueblo de Dios. Ellos presentaron duras batallas desde la época de Moisés, Aarón y Josué, por ejemplo derrotaron a los judíos y los hicieron huir en la batalla relatada en Números capítulo catorce. En el libro de los Jueces también Dios abandona a los israelitas por cuenta de sus iniquidades y estos perdieron la Ciudad de las palmas a manos de una coalición amalequita para luego ser subyugados por los moabitas durante dieciocho años.
Estos enemigos aparecen también durante el reinado de Saúl, pero el primer rey de Israel desobedeció el mandato divino y en vez de arrasar por completo con la nación amalequita se reservó para sí los mejores ganados del enemigo y tomó prisionero a su rey, lo que ofendió sobremanera a Yahveh y al profeta Samuel, quien tras degollar al rey amalequita frente a Saúl anunció que la desobediencia del rey a los mandatos de la Torá habían señalado el fin de su reinado. (I Samuel 15).
Saúl fracasó en esta tarea, no hizo lo que Dios le pidió:
Quizá porque no entendió bien la orden (muchos presentamos este pretexto)
No le pareció necesario (¿Acaso Dios no tiene conciencia de cada cosa que te pide?)
Quizá le pareció exagerada maldad ejecutar la orden puntualmente (¿Se creyó más bueno que Dios?)
Quizá pensó que no quería tener enemigos. Se quería asegurar su tranquilidad como gobernante sin más conflictos. (¿Qué piensas cuando Dios te da una orden?
Quizá pensó hacer la tarea más tarde. (Muchos postergamos para después lo que Dios quiere que hagas ahora).
Quizá estaba demasiado ocupado gobernando. (Obedecer a Dios es siempre lo primero).
Pero Dios usó a Mardoqueo y Ester para cumplir en su totalidad el juicio de Dios contra los amalecitas. Ellos garantizaron así que podrían darle paz a toda su nación y gobernar con la tranquilidad de haber hecho completamente la voluntad de Dios.
Dios nos da tareas todos los días, esas tareas no deben quedar incompletas, debes cumplir tus promesas:
Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Eclesiastés 5:4.
Hemos aprendido que postergar, obviar, reemplazar, negar, o simplemente no querer hacer la tarea dada por Dios trae consecuencias. Que Dios nos ayude a completar cada labor en el tiempo dado por el Señor. Amén.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales