“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” Santiago 2:10-13.
La obediencia a Dios prueba nuestra relación con Él: “Sabemos que amamos a los hijos de Dios si amamos a Dios y obedecemos sus mandamientos. Amar a Dios significa obedecer sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga difícil de llevar. 1 Juan 5:2-3
La obediencia a Dios prueba también nuestra fidelidad a su Palabra: Jesús dijo: "Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. Juan 15: 10-11.
La obediencia es un mandamiento, y está vinculado al amor y la alegría. El creyente que acata la regla y obedece sin dar la contra recibirá la alegría que viene de Dios.
Sin embargo aunque la Palabra de Dios es clara, existen los hermanos que son selectivos a la hora de obedecer, no tienen problemas para obedecer por ejemplo en cuanto a las relaciones con su prójimo, es amable y colaborador, pero si su amigo empieza a prosperar, incluso a enriquecerse, ya no le es tan fácil mirarlo con amabilidad porque la envidia, celos, codicia y amargura llenan su corazón por sentir que la vida y Dios han sido injustos con él. Ese hermano ya falló en no obedecer a Dios.
Santiago recibió la revelación de Dios para advertirnos acerca de tener una "obediencia selectiva", porque es esa clase de obediencia que selecciona y escoge los mandamientos de Dios que deben de ser obedecidos y los mandamientos que se pueden ignorar, es pecado.
Como cristiano no puedes decir, me gusta el mandamiento de no matar, pero no me parece que la prohibición del adulterio es una exageración así que la ignoraré. Toda la Palabra de Dios debe ser honrada.
Cuando era joven me jactaba de no haber bebido nunca una bebida alcohólica, no haber probado un cigarro o tener muchos enamorados como las chicas de mi edad, pero esa actitud farisea la notó mi padre quien me hizo ver que la soberbia, presunción, vanidad y egoísmo eran tan feos o peores que los pecados que yo consideraba bajos.
A veces los creyentes miran con aires de superioridad a las personas que cometieron faltas y olvidan mirar sus propias yerros , hechos e injusticias tan graves como los delitos de otros.
Nunca debemos olvidar que ante Dios todos hemos quebrantado la ley y por eso necesitamos que el Santo Mediador nos perdone, acercándonos al pie de la cruz busquemos su misericordia y gracia.
Santiago vio que no sólo habían creyentes que elegían a los ricos como sus amigos, sino que también miraban con desprecio a quienes no les podían dar nada.
El amor de Cristo no separa a nadie, no se hace exclusivo con los ricos, no aparta a los débiles, imitemos el amor y la misericordia que Cristo nos dio a nosotros. Quien a pesar que no merecimos nada nos dio su inmenso amor y perdón.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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