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Foto del escritorIB La Molina

Cuidado con esas personas malas

“Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia, para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades, que dejan los caminos derechos, para andar por sendas tenebrosas; que se alegran haciendo el mal, que se huelgan en las perversidades del vicio; cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus caminos.” Proverbios 2:10-15




Proverbios es el libro más dedicado a mostrar el crecimiento del carácter de un hijo de Dios, por eso es tan necesario para los cristianos de este siglo estudiar y practicar este libro maravilloso. Proverbios logra algo que ningún otro libro bíblico logra: Compila numerosas instrucciones cortas para vivir una vida efectiva en la tierra. Mientras que otros libros articulan profundas verdades teológicas, largas narraciones de triunfos y fracasos, o predicaciones proféticas a un pueblo desobediente, Proverbios se preocupa por completo de instruir a la gente en el camino de la sabiduría.


Los escritores del libro reconocieron las diversas circunstancias de la vida de una persona y proporcionaron principios para aplicar en una variedad de situaciones. Por eso este libro tiene el claro objetivo que los lectores alcancen la justicia práctica en todas las cosas y que lo hagamos viviendo nuestras vidas bajo la autoridad y dirección de Dios.


Esta porción que quiero meditar con ustedes es clara, si eliges amar la sabiduría de Dios, y si eliges apreciar el conocimiento como un don precioso, entonces podrás ser bendecido, pero si no estás dispuesto a obedecer y menos tener el respeto que Dios merece tu vida será una experiencia disfuncional y dolorosa.


El sabio nos describe con exactitud cómo son las personas que desprecian a Dios y a su palabra, son gente que disfruta haciendo el mal; y festeja sus malas acciones. ¡Todo lo que hacen es para destruir a los demás! No consientas en andar con ellos.


“Profieren palabras perversas, de los que se apartan del camino recto para andar por sendas tenebrosas, de los que se complacen en hacer lo malo y festejan la perversidad, de los que andan por caminos torcidos y por sendas extraviadas.”

La humanidad está descrita en este libro en dos categorías. Están los hijos de Dios y los hijos del diablo. Los que tienen corazones nuevos, perdonados y redimidos con vida y luz; y los otros que tienen corazones negros y oscuros como el infierno. Hay hombres sabios y hay necios. Hay hombres buenos y hombres malos. Hay hombres nobles y hombres bajos. Están los elegidos y los réprobos. Hay hombres nacidos de nuevo y hombres dos veces muertos.


¿Cómo podemos diferenciar de manera clara a estas personas para no caer en sus trampas? El hombre malo muchas veces se delata por su boca perversa. Se contradice a sí mismo, desprecia las cosas de Dios, critica la autoridad, menosprecia a los demás, se alaba a sí mismo, presume tener la razón, promueve la vanidad y se burla de los creyentes que buscan la integridad. Es difícil de complacer, irrazonable, ingobernable, desobediente, indigno de confianza y malvado. Es desagradable y carnal.


Los cristianos carnales amenazan tu alma. Los hombres malos no se detienen en el camino de la justicia, incluso cuando se les enseña bien. Pronto comprometen lo que se les enseñó para perseguir el pecado ( Pr 2:12-15 ). El propósito de la sabiduría, el conocimiento, la discreción y el entendimiento es salvarte de tales hombres malvados.


El apóstol Pablo vio claramente cómo serían los creyentes de este siglo y por eso le advirtió a Timoteo:


“Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas!” 2 Timoteo 3: 1-5


Encajan en la descripción del sabio esta advertencia de Pablo, porque en estos tiempos muchos creyentes quieren un cristianismo humanista, frívolo y obsesionado con el placer.


Queridos hermanos espero que el estudio de este libro nos ayude a meditar en nuestros caminos y volvamos a buscar la sabiduría de Dios que es el temor a Jehová, sólo así podremos cambiar nuestra manera de pensar y vivir para ser dignos representantes de Cristo en la tierra.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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