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Foto del escritorIB La Molina

Cuando sientas ansiedad, ora.

"Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida. Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción. Entonces clamé al Señor: ¡Te ruego, Señor, que me salves la vida! El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura. El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó. ¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo! Tú, Señor, me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar. Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción. Salmo 116:1-8



Cada día tomo nota de los pedidos urgentes de oración de muchas personas, es una responsabilidad grande escribir cada nombre y no dejarlo simplemente en una lista. La tarea que tienen los intercesores es entregar cada nombre y pedidos que piden auxilio, en el altar de oración. La seguridad que Dios responderá no puede ser algo emocional, tenemos que confiar en un Padre Justo y lleno de amor, que cubrirá con Misericordia cada ruego hecho en su altar.

Por eso, cuando sientas ansiedad y necesites orar, abre tu Biblia, Dios tiene muchos textos que podrán unirse a tu ruego, como el Salmo ciento dieciséis:

“Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante.” El salmista empezó esta canción con una expresión de amor agradecido. Él sintió que Dios fue el único que lo entendió y ayudó en su peor momento de inseguridad. Cuando estás en la etapa más dura e incierta de la prueba, cuando nadie puede entender cuán triste estás, debes mirar las promesas de la Biblia, sólo ellas pondrán debajo de tus pies el piso que necesitas sentir, para no caerte. Este Salmo expresa un gran sentido de amor para Jehová, porque Él contestó las oraciones de una temporada desesperada para el autor, y estos mismos versos pueden ser la oración que nosotros podamos clamar en la prueba que ahora vivimos.

“Me rodearon ligaduras de muerte” En las dolorosas ligaduras de la muerte, el salmista no podía ver más que angustia y dolor. No se describe qué fue lo que le trajo esta fuerte emoción, pudo haber sido consecuencia de enfermedad, herida, o persecución. “Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción”.

¿Sabías que en la poesía del antiguo testamento la muerte y el Seol se expresaban agresivos, como si la muerte fuera un enemigo que acechaba a los vivos para desvanecerlos con enfermedades o aplastarlos con abatimiento? Por eso la súplica del autor del Salmo expresó un intenso dolor. Sin embargo esta misma frase, muchos siglos después, la usó el apóstol Pedro cuando predicó en Pentecostés: ”Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio.” Hechos 2:24. Sólo Dios puede librarnos de la ansiedad o el temor a la muerte.

“Entonces invoqué el nombre de Jehová” En el peligro de muerte, el salmista clamó a Dios en pleno entendimiento de todo lo que Él es y representa. Su clamor era pidiendo al Señor ayuda, ahora vamos a aprender de la forma cómo oró el salmista

  1. Clamó pidiendo liberación de las ligaduras de muerte. El salmista dijo claramente su necesidad: “libra ahora mi alma”. Esta forma de orar es dando una petición corta, clara, directa al punto, humilde, y fervorosa. “Los verdaderos problemas producen verdaderas oraciones.”

  2. Clamó hasta que su oración se convirtió en una alabanza. “El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura. El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó.” Tú, Señor, me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar. Él no se quedó con la tristeza de su súplica, él siguió orando hasta que su pedido se convirtió en alabanza y adoración.

  3. Clamó declarando su salvación. El salmista declaró: “Me salvó”. Feliz el cristiano quien como el salmista, puede dar testimonio de su propia salvación y redención.

  4. Clamó reflexionando que ahora podía tener paz. “Vuelve, oh alma mía, a tu reposo” Por una temporada, esta crisis de muerte lo había atormentado en el alma, pero ahora reflexionó en como Dios le había hecho bien, y podía volver a estar en una situación de tranquilidad.

Las penas, las pérdidas y toda esta inseguridad puede habernos llevado a perder la paz mental, esta tranquilidad no va a venir cuando estés vacunado, tengas trabajo, todos estén sanos y vivas seguro. La única manera de recuperar la tranquilidad no es en el mundo, sino solamente en el Señor.

La crisis profunda que estamos viviendo nos ha llevado al borde de la muerte. Pero por favor, piensa y medita en la liberación grande que Dios te ha dado. Este salmo es una poderosa alabanza que puedes convertirla en tu cántico de adoración y liberación.

Algunos estudiosos creen que este Salmo fue cantado por Jesús la noche de la traición y arresto. Él sabía todos los sufrimientos que estaban delante de Él, y a pesar de todo Jesús cantó con confianza porque estaba en las manos del Padre amoroso.

Sigamos orando y que nuestra súplica se convierte en un canto de alabanza y gratitud.


Betsabé Martha Vílchez (Betmavil)


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