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Foto del escritorIB La Molina

Corazones con amargura

“Padre Santo a veces mi corazón se llena de amargura, y siento que estoy destrozado por dentro.Fui tan necio e ignorante; debo haberte parecido un animal sin entendimiento. Sin embargo, todavía te pertenezco; me tomas de la mano derecha. Me guías con tu consejo y me conduces a un destino glorioso. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Te deseo más que cualquier cosa en la tierra. Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero tu Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; Tú eres mío para siempre. Los que te abandonen, perecerán, porque tú destruyes a los que se alejan de ti. Pero en cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de ti mi Dios! Hago al Señor Soberano mi refugio, y a todos les contaré las maravillas que haces.” Amén. Salmo 73:21-28




¿Sabes quién tiene muy buena memoria? La amargura. El corazón con amarguras está dominado por una trampa de resentimiento y quejas. En este salmo podemos notar en todo el capítulo a una persona llena de rencor, pero sólo en la primera parte del capítulo.


La etimología de la palabra amargura tiene que ver con algo punzante y causante de mucho dolor, como si estuviera el interior envenenado. Entonces una persona con amargura en su corazón saca al exterior todo lo que tiene dentro de su alma, tormento y desconsuelo, como si destilara ponzoña y mal olor.

La persona con amargura, ve las cosas desde una perspectiva negativa y suele tomar el papel de víctima, en su interior siempre se pregunta: ¿Por qué a mí? ¡Siempre me pasan estas cosas! En el griego del Nuevo Testamento, “amargura” proviene de una palabra que significa punzar. La amargura entonces, es como tener una espina que punza hasta lo más profundo del corazón.


El autor de este salmo confiesa en la primera parte del capítulo que vio muchas cosas que le trajeron fastidio, molestia que poco a poco se convirtió en ingratitud y amargura, cuando dice que su corazón se llenó de amargura, prácticamente dice que su corazón se “agrió” como la leche cuando se corta, y ya no sirve para nada. El significado es que su corazón estaba afligido, adolorido, insatisfecho, es que se dedicó a ver la prosperidad de algunos, por eso su mente se amargó y se volvió infeliz, incluso se llenó de dudas con respecto a la justicia de Dios.


Pero en medio de su amargura, este salmista despertó de su necedad y reconoció lo tonto que fue: “Y yo tan soy bruto, que hasta parezco una bestia”. Cuando él reconoció su ignorancia oró y le dijo al Señor, “pero tú siempre has estado conmigo.”


Esta es la verdad que afirma nuevamente a todo el que cree en Jesucristo, los creyentes sabemos que Dios nunca desampara a quien se arrepiente de todo corazón. Los siervos de Dios contamos con privilegios por pura Gracia:


  1. Dios siempre está presente: “Yo estoy continuamente contigo.” En la abundancia y en la pobreza, en la enfermedad y la prosperidad, Él siempre está con sus hijos.

  2. Contamos con su apoyo. “Tú me has sostenido” Él toma mi mano, mientras camina a mi lado, y me deja sentir Su presencia, y estoy contento. Con Él, el desierto se convierte en un paraíso.

  3. Contamos con su guía. “Tú me guiarás con Tu consejo. Él nos señala ese camino, el camino a la gloria, nos lleva a él y dirige a lo largo de él.

  4. Contamos con un refugio seguro: “Tú eres mi Dios y mi dueño, en ti encuentro protección y refugio”

Tengo una Biblia que me acompaña más de cuarenta años, y este capítulo está remarcado con un plumón grueso, no me acuerdo la ocasión en que lo pinté, pero si me acuerdo que memoricé este capítulo completo porque cuando me entra la necedad de inmediato repito: "Tan torpe era yo que no entendía..." Pero tú siempre has estado conmigo, me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Amén.


Como te dije al principio, la amargura tiene buena memoria, pero Dios te ha dado su Palabra para que borres toda esa amargura y te llenes de sus promesas que traerán vida y gozo a tu corazón.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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