“Afligido estoy en gran manera; vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra. Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley. Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin”. Salmo 119: 107-112.
Por fin hoy el presidente se animó a declarar que la cuarentena se amplía hasta el 30 de Junio, Mientras tanto los contagios por covid19 no se detienen y superan los 111.000. A diferencia de sus anteriores mensajes, donde anunciaba la extensión de dos semanas en dos semanas, esta vez nos dio su ordenanza de frente y sin anestesia. Es claro que el descontrol de contagios que se ha dado los últimos días, la muerte de cientos de personas, la falta de servicios médicos adecuados, la escasez de medicinas y sobre todo la falta de consideración de muchos, nos han llevado a esto.
El peligro está en la calle, la seguridad está en casa, es lo que nos tratan de hacer entender, pero aunque los números de enfermos crecen y crecen, parece que la gente no cree que sea verdad.
Cuando amanece y el sol recién empieza a alumbrar, tengo dos opciones, prender el noticiero para iniciarlo con los últimos incidentes o leer la Biblia, si hago lo primero, sentiré que escucho mentiras y más mentiras, eso lo único que lograrán es oscurecer mi ánimo, pero si empiezo con la Palabra, sólo me dirá verdad, y eso es lo que necesitamos para sentirnos vivos y en paz.
El Salmo 119, conocido por todos nosotros como el capítulo más extenso de toda la Biblia, contiene una sección donde el salmista expresó también una gran angustia: “Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra” Las emociones del autor no significaban falta de fe o resignación, más bien sinceridad, y en medio de esa tristeza miró hacia la Palabra de Dios para que avivara su vida.
¿Quiénes sufren más en esta cuarentena? No puedo categorizar si son los niños, las mujeres o los jóvenes, pero si creo que los fieles creyentes también sufren, y quizá como el salmista “en gran manera” pero estos dolores, frustraciones e impotencias son depuradas cuando meditamos en la bendita palabra de Dios.
“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” Salmo 34:19.
El creyente que ama meditar en la Palabra de Dios, sabe que el peligro está a la puerta, o quizá más cerca, pero sabe confiar en la palabra de Dios a pesar del peligro. El salmista escribió: “Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley.” Hoy día hay muchos que no quieren sujetarse a las reglas, se sienten amedrentados, amordazados y eso los llena de cólera, quieren liberarse de esos lazos de impiedad.
Pero nuevamente el autor de este salmo nos enseña: “Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos.” ¿Qué consejo dar a los que ya no aguantan la cuarentena y se sienten amedrentados por fuerzas del mal? La Biblia contesta: No te olvides de la Palabra de Dios.
Jesús también pasó por momentos de mucho peligro, la angustia también fue su compañera, y en esos momentos de dolor oró más intensamente (Lucas 22:44) Varias amigas me mandan recetas que son calificadas como la mejor de las mejores para hacer retroceder el virus, también están las que comparten bebidas sanadoras para limpiar los bronquios etc. Yo también tengo una receta, pero no es mía, es divina, está en la Biblia, si tus emociones están en la cúspide o en la meseta del mal, acude a la meditación de la biblia, si el peligro te tiene molesto y quieres escapar, lee la Biblia, si la angustia te hace sentir enfermo y no puedes dormir, lee la biblia y ora intensamente. No te olvides que Dios tiene respuesta para todo.
Oración: Padre Santo, he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. La angustia no me dominará porque tú palabra me sostiene. Amén.
Martha Vílchez de Bardales
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