“Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho. Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo.” Judas: 17-20
Los que provocaban habladurías y divisiones en la iglesia eran, según Judas: murmuradores (chismosos), querellosos (pleitistas), hablaban cosas infladas (exagerados), burladores (sarcásticos) y sensuales, pero esas prácticas no se hacían abiertamente, no expresaban sus quejas a los pastores o líderes para ayudar a corregir lo que estaba mal, estas quejas, opiniones y descontento, eran dichas en voz baja en voz baja.
¿Alguna vez te chocaste con alguien resentido, descontento o con puntos de vista casi siempre negativos? Hay personas que parecen nunca estar satisfechas. Pero esto contradice la palabra de Dios que afirma que los hijos de Dios podemos tener problemas, estar enfermos, incluso con muy pocos recursos económicos, pero ¡Siempre gozosos!
“Como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.” 2 Corintios 6:10.
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 2 Corintios 12:10.
Cada vez que una persona está fuera del contacto con Dios es probable que comience a quejarse de algo. En mi niñez aprendí muchos coritos que hablaban del gozo: Mi corazón contento está// porque Jesús ya me salvó, Oh que feliz se siente mi alma con Jesús, con la paz que ningún otro puede dar.
MI amado esposo también aprendió muchos coritos en la escuela dominical y cuando hay problemas o la enfermedad se asoma en casa, lo primero que hace es cantar: Yo tengo gozo en mi alma/// y en mi ser, son como ríos de agua viva, en mi ser. El cristiano nunca pierde la esperanza cuando cada día medita en la Palabra, ora agradecido, alaba con el corazón.
Pero Judas nos ha dado los rasgos distintivos de los quejumbrosos, para reconocerlos y notar que nada les satisface. Para darnos cuenta que son descontentos, incluso con el evangelio. Y si tratas de ayudarlos y darles motivos para ser agradecidos, puede ser que vean que tú eres el origen de sus males. Un detalle más, estos hombres tienen un instinto para separar a los viejos amigos, hacer dudar de los siervos de Dios y finalmente hacer divisiones.
Entonces que ya los reconocemos con los datos que Judas nos da, ¿qué hacemos? ¿Los echamos de la iglesia? ¿Los vemos como demonios y nos alejamos? ¿Los acusamos para que todos sepan que son peligrosos?
Judas no nos está diciendo que los ataquemos porque son un peligro para la iglesia. En lugar de eso nos dice que nos enfoquemos en nuestro caminar con el Señor. Y si hay creyentes heridos por esas dudas y murmuraciones, pues hay que ayudarlos para que nuevamente se enfoquen en Dios. Dios se hará cargo de quienes quieren hacer daño a la iglesia.
“Pero vosotros, amados, edificaos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, guardaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.”
Hoy que los templos están cerrados, ya no pueden llegar a la Casa de Dios estas personas para separarnos y provocar descontento, sin embargo pueden llegar a tu lado con una llamada o un mensaje. Por favor presta atención, Dios quiere que nos enfoquemos de todo corazón en llevar el evangelio, dar esperanza y consuelo, llenar de gozo cada conversación donde participas. Edifiquemos nuestra santísima fe, orando en el amor y en el Poder del Espíritu Santo, esperemos la misericordia del Señor y prediquemos sobre la vida eterna.
Que Dios nos ayude a caminar de su mano cada día, y ser de bendición a su iglesia y toda la nación.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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