"Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz." Efesios 4:1-3
El apóstol Pablo habla mucho sobre el carácter que debe tener todo cristiano que forma parte de una iglesia, si quieres ser de bendición en la congregación que amas, debes negarte a ti mismo y tener la mente de Cristo, porque si la Iglesia quiere cumplir la gran tarea debe tener discípulos que sean la sal y la luz de este mundo.
“Yo, Pablo, preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de acuerdo con el llamamiento que recibieron de Dios. Sean siempre humildes, amables, tengan paciencia, sopórtense con amor unos a otros. El Espíritu los ha unido con un vínculo de paz. Hagan todo lo posible por conservar esa unidad, permitiendo que la paz los mantenga unidos. Efesios 4:1-3
Cuando una persona entra en cualquier grupo social, asume la obligación de vivir cierto tipo de vida; y si falta a esa obligación, obstaculiza los fines de esta organización e incluso trae descrédito. En estos textos vemos que Pablo pinta el cuadro de la clase de vida que un creyente debe vivir cuando entra en la comunión de una Iglesia Cristiana.
Los tres primeros versos brillan como joyas. Aquí tenemos cinco de las grandes palabras básicas de la fe cristiana: Humildad, Amabilidad, Paciencia, Tolerancia y Amor.
En primer lugar, y ante todo, está la humildad. El mundo antiguo consideraba la humildad como algo despreciable. Antes del cristianismo la humildad no se contaba como una virtud, sino como debilidad de carácter, ellos decían que el humilde tiene la actitud de los cobardes, es una persona servil, sin ningún talento ni virtud. Pero Cristo le cambió el sentido a esta palabra porque ser humilde es poner la vida al lado de la vida de Cristo.
Mateo 11:29. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Jesús reveló su naturaleza cuando se describió a sí mismo como manso y humilde de corazón.
Mateo 18:4 “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”. Esta declaración de Jesús fue probablemente una gran decepción para los discípulos porque un niño era una persona sin importancia en la sociedad judía, sujeto a la autoridad de sus mayores, no eran tomados en serio, sólo una responsabilidad, uno para cuidar, no alguien a quien admirar. Eran considerados más como propiedad que como individuos. Podían ser vistos, pero no escuchados. Jesús rompió los esquemas cuando dijo que tenemos que tomar este tipo de lugar humilde para entrar en el reino, y nunca considerarse ser el mayor en el reino.
Lucas 14:11 “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Si eres convidado a una boda, siéntate en el último lugar. Cuando buscamos honrarnos a nosotros mismos, siempre seremos humillados, si no en la tierra, entonces por toda la eternidad. La promesa de exaltación para los humildes y la humillación para los orgullosos se cumple en la eternidad.
Filipenses 2:3.“No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Nada hagan por vanagloria. Vanagloria es el tener un alto concepto de uno mismo sobre los demás, o tener un excesivo interés en el reconocimiento. Una definición de diccionario de la palabra vanagloria es “Una opinión excesivamente favorable de la habilidad propia, importancia o inteligencia,” Cuando hacemos las cosas sintiéndonos muy importantes, o con la capacidad, y el talento superior a otros, estamos fuera de la voluntad de Dios.
2. En segundo lugar está la amabilidad. La amabilidad es un valor esencial en la forma en que los cristianos deben relacionarse los unos con los otros, y está fundamentada en la misericordia de Dios, soy amable cuando reconozco a mi hermano, lo valoro y ayudo con misericordia. La idea básica comprende no exigir los derechos propios sino ser conciliador y demostrar dominio propio. Tu carácter cristiano debe reflejar amabilidad, tolerancia, mansedumbre, amistad, compasión y equilibrio. 2 Timoteo 2:24, “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido”.
3. En tercer lugar dice que debemos ser pacientes. Esta palabra tiene dos formas principales de significado. Describe el espíritu que nunca cederá y que, debido a que perseverará hasta el fin, cosechará la recompensa. La paciencia cristiana es el espíritu que nunca admite la derrota, que no será quebrantado por ninguna desgracia o sufrimiento, por ninguna desilusión o desánimo, sino que persistirá hasta el final. Pero makrothumia también tiene un significado aún más característico que ese. Es la palabra griega característica para la paciencia con los hombres. Un filósofo griego lo definió como el espíritu que tiene el poder de vengarse pero nunca lo hace, el paciente es que que se niega a tomar represalias. Para tomar una analogía muy imperfecta, a menudo es posible ver juntos un cachorro y un perro muy grande. El cachorro ladra al perro grande, lo inquieta, lo muerde, y todo el tiempo el perro grande, que podría aniquilar al cachorro con un chasquido de dientes, soporta la impertinencia del cachorro con una dignidad tolerante. Makrothumia es el espíritu que soporta el insulto y la injuria sin amargura y sin quejarse. Es el espíritu que puede soportar a las personas desagradables con amabilidad y a los necios sin irritación.
4. En cuarto lugar debemos ser tolerantes unos con otros. En la época de Jesús abundaban la intolerancia y el prejuicio. Por ejemplo, los judíos y los samaritanos se odiaban. También se consideraba que las mujeres eran inferiores a los hombres, Los ricos rechazaban con asco a los pobres y para colmo, los líderes religiosos judíos despreciaban a la gente común. Sin embargo, Jesucristo en la tierra se demostró completamente diferente. Por eso sus enemigos lo criticaban diciendo: “Este hombre recibe con gusto a pecadores, y come con ellos”. Jesús era amable, paciente y tolerante; no juzgaba a la gente sino que quería ayudarla a conocer a Dios. Todo lo que hacía, lo hacía porque amaba a las personas. Si tienes amor por Dios, este amor te ayudará a ser más tolerante, pues el amor de Dios ayuda a abrir la mente y corazón para aceptar a los demás a pesar de sus imperfecciones y diferencias. Por eso la Biblia aconseja: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro” Colosenses 3:13.
5. En quinto lugar debemos hacer todo con amor. En griego hay cuatro palabras para amor: Eros, Storge, Philia y Ágape. El eros que es el amor entre un hombre y una mujer, Storge describe el amor familiar, el vínculo afectivo que se desarrolla naturalmente entre padres e hijos, y hermanos y hermanas. El amor Philos que abarca el amor al prójimo, el cuidado, el respeto y la compasión. Jesús dijo que philos sería un identificador de sus seguidores: "En esto todos sabrán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros." Juan 13:35. Y finalmente el amor Ágape, este amor refleja una generosidad sin medida.
Si queremos tener una iglesia que lleva adelante la visión de Ir y predicar el evangelio debemos tratarnos entre nosotros con esta clase de amor, es decir considerando a cada hermano con misericordia y buscando su mayor bien.
El amor ágape es el amor cristiano, no es un sentimiento pasajero, no es algo emocional. El ágape tiene que ver con la voluntad. Cuando tengo amor ágape tendré la capacidad de demostrar buena voluntad a todos.
El amor Ágape es esa cualidad de la mente y del corazón que obliga a un cristiano a nunca sentir amargura, a nunca sentir ningún deseo de venganza, sino a buscar siempre el bien, sin importar quien está delante mío.
Si consideramos a una persona con ágape significa que nada de lo que pueda hacer me quitará la voluntad de ofrecer el bien.
Cuando tienes amor Ágape obtienes la capacidad de conservar una voluntad invencible hacia los desagradables y desagradables, hacia aquellos que no nos aman, e incluso hacia aquellos que no nos agradan.
Porque Ágape es esa cualidad de la mente y del corazón que obliga a un cristiano a nunca sentir amargura, a nunca sentir ningún deseo de venganza, sino a buscar siempre el bien supremo de todos.
Hemos visto cuatro grandes virtudes de la vida cristiana (humildad, mansedumbre, paciencia, amor) Una iglesia verdadera que pone en práctica estas virtudes podrá caminar en unidad.
Cada una de las cuatro grandes virtudes cristianas depende de la destrucción del yo. Mientras el “Yo” esté en el centro de las cosas, esta unidad nunca podrá existir plenamente.
Vamos a orar
Señor yo quiero ser parte de esta iglesia por lo tanto dame estas virtudes, que sean evidentes en mi personalidad. Vamos a pedirle al Señor que nos de humildad, amabilidad, paciencia, tolerancia y amor.
Martha Vílchez de Bardales
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