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Foto del escritorIB La Molina

Beneficios de saber esperar

"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová." Salmo 40:1-3

En varios Salmos de David, él usó repetidamente la palabra “esperar en Dios”, él esperó con diligencia, firmeza, valor y perseverancia en Dios, aquí algunos de esos versos: 


  • “En ti he esperado todo el día” (Salmo 25:5) 

  • “Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado“ (Salmo 25:21) 

  • “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” (Salmo 27:14)

  • “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él” (Salmo 37:7)

  • “Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra” (Salmo 37:9) 


Saber esperar es una virtud que implica mucho control, puedes esperar cuando sabes que hay una fecha prometida para recibir lo que pediste, puedes esperar cuando en el fondo estás seguro que lo que deseas llegará tarde o temprano. Saber esperar implica tener esperanza e incluye paciencia, esa cualidad que se opone a la ansiedad, irritabilidad y el afán. 


David esperó mucho en el Señor, pero esa espera tuvo respuesta en el momento más duro de la prueba, cuando se sentía atrapado en el pozo de la desesperación. Estando en esa oscuridad él pudo ver espiritualmente a Dios inclinándose para oír su clamor. 

Meditando sobre el significado del pozo donde cayó David, encontré que esta era una fosa desolada, un lugar de tormento, una cisterna profunda y oscura, un lugar donde no había nada vivo, sólo muerte y soledad. Pero David agrega que encima de ser horrible este pozo le añadió el lodo cenagoso. ¡Como si ya no fuera terrible estar hundido en la desgracia! viene sobre el doliente, olas de lodo pantanoso que buscan ahogarlo. 

¿Alguna vez has esperado a Dios hundido hasta la cabeza como David? 


David hundido y a punto de morir, sin embargo esperó pacientemente al Salvador, y Dios vino, se inclinó hacia él, escuchó su clamor, lo sacó del encierro, lo puso en un lugar seguro y enderezó sus pasos.

Dios libró a David de su crisis cuando él esperó pacientemente la respuesta, la liberación hizo que David alabara al Señor con todo el corazón. Creo que todos los creyentes hemos experimentado más de una vez una liberación divina, pero a veces la mente es ingrata y fácilmente olvida esos hitos de redención.


David nos da la salida para no exasperarnos, cuando nos declara: “Y ahora, Señor, ¿Qué esperaré? Mi esperanza está en ti.” Salmo 39:7. El tiempo de espera nos muestra la importancia de ponerte a cuentas con Dios, es decir que mientras esperas la respuesta esperada debes tener una comunión tan íntima con el Padre que sentirás que debes confesar abiertamente tu condición espiritual al Señor.  Eso fue lo que hizo David cuando le pidió al Señor que lo sacara del hoyo donde estaba inmerso.  


Pero en las Escrituras también encontramos las consecuencias de no saber esperar: 

  1. La conducta de Abraham. Al salir de Ur de los caldeos para vagar como peregrino por la tierra de Canaán, Dios le había prometido que se convertiría en padre de una gran nación. Pero aunque era padre de los fieles, formó una alianza profana con un egipcio; luego, con terribles consecuencias, no esperó pacientemente al Señor. 

  2. La conducta de Rebeca. El Señor había prometido que a su hijo menor, Jacob, se le daría la bendición del pacto. Pero ella no podía ver cómo iba a ser esto y, por eso, impaciente, toma medidas para anticipar el tiempo de Dios y puso su mano en la rueda de la Providencia. ¡Mujer imprudente! ella se apresuró, ideó una mentira y el engaño sobre Isaac que arruinó para siempre la paz de esa nación. Rebeca no esperó pacientemente en el Señor. 

  3. La conducta de Moisés. A pesar de ser un gran líder, Moisés tuvo momentos de impaciencia. En Números 20:8-12, Moisés golpeó la roca dos veces para obtener agua en lugar de hablarle como Dios le había instruido. Esta acción le impidió entrar en la Tierra Prometida. Moisés en la última etapa de su vida no esperó en Dios.

  4. La conducta de Sansón. A pesar de sus poderes sobrenaturales, Sansón a menudo actuaba impulsivamente. En Jueces 14:19, se le muestra frustrado e impaciente durante su banquete de bodas, lo que lo llevó a una serie de acciones que desencadenaron una cadena de eventos destructivos. Este hombre elegido y formado desde su niñez no supo esperar en Dios.

  5. La conducta de los discípulos de Jesús. A menudo, los discípulos de Jesús mostraban falta de paciencia y entendimiento. Por ejemplo, en Marcos 9:14-29, los discípulos no podían expulsar a un demonio de un niño, y Jesús les reprendió por su falta de fe y paciencia. Ellos no esperaron en Dios. 


Que importante es esperar en Dios, que urgente es tener paciencia antes de reaccionar impulsivamente. Esta frase me hace recordar una canción: Esperar en ti, difícil sé que es, mi mente dice no, no es posible, pero mi corazón, confiado está en ti, tú siempre has sido fiel, me has sostenido, y esperaré, pacientemente, aunque la duda me atormente, yo no confío con la mente, lo hago con el corazón. Y esperaré en la tormenta, aunque tardaré tu respuesta, yo confiaré en tu providencia, tu siempre tienes el control. 


David nos muestra en este hermoso salmo los beneficios de esperar pacientemente al Señor.


1. “Con paciencia esperé en el Señor”. David en la espera esperó; esta duplicación de la palabra indica que esperó con diligencia y fervor hasta que Dios quisiera ayudarlo. Cuando esperas recibes el beneficio del dominio propio. 

2. “Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”.  La palabra inclinó lleva el sentido de que Dios se dobló, se agachó para escuchar los gritos de su ungido, se inclinó hacia David en su aflicción, quitando cualquier distancia entre el Señor y Su siervo. Cuando David supo que Dios oyó su clamor, confió en una respuesta favorable. Este es un gran beneficio que reciben cuando esperas y oras con perseverancia al Señor. 

3. “Me salvó de la fosa mortal”. Me hizo sacar del pozo de la desesperación. Dios libró a David de la degradación: "Un hoyo". También de una posición de miseria: "Un pozo horrible", lo libró del peligro: “La arcilla fangosa”. Le quitó la inseguridad, la impotencia y el deseo de morir sin esperanza. 

4. “Puso mis pies sobre la peña”.  Estos fueron más beneficios para David mientras pacientemente esperaba a Jehová. Dios lo liberó de su actual crisis (que era como lodo cenagoso), y lo puso en un lugar mucho mejor y más seguro (enderezó mis pasos). La oración de David por liberación fue respondida. 

5. “Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios”.  Este es otro beneficio para David al esperar en el Señor. Su liberación produjo una alabanza espontánea, un cántico nuevo que vino de Dios mismo. 

6. “Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos y pusieron su confianza en el Señor”. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.  Este es un beneficio más de la paciente espera de David en el Señor. La liberación y la alabanza que se derivaron de ella fueron un testimonio eficaz para los demás. Fueron inspirados a temer al Señor y a confiar en Él.


Que maravillosos beneficios trae saber “esperar en el Señor”.  Y todo lo contrario cuánto mal hace ser impulsivo, arrebatado y poco tolerante. Cuando somos impacientes no queremos escuchar, nos llenamos de cólera, somos poco tolerantes, hablamos con palabras necias y terminamos provocando chismes y lo peor provocando conflicto y desunión.


Debemos pedir en oración que el Señor nos ayude a esperar en Él para que siempre demos testimonio que somos discípulos transformados por el amor de Dios.

Con amor


Martha Vílchez de Bardales

  


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