“El rey y Amán fueron al banquete de la reina Ester, y al segundo día, mientras brindaban, el rey le preguntó otra vez: Dime qué deseas, reina Ester, y te lo concederé. ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería! Ester respondió: Si me he ganado el favor de Su Majestad, y si le parece bien, mi deseo es que me conceda la vida. Mi petición es que se compadezca de mi pueblo. Porque a mí y a mi pueblo se nos ha vendido para exterminio, muerte y aniquilación. Si solo se nos hubiera vendido como esclavos, yo me habría quedado callada, pues tal angustia no sería motivo suficiente para inquietar a Su Majestad. El rey le preguntó: ¿Y quién es ese que se ha atrevido a concebir semejante barbaridad? ¿Dónde está? ¡El adversario y enemigo es este miserable de Amán! respondió Ester. Amán quedó aterrorizado ante el rey y la reina.” Ester 7: 1-6
Ester ya tenía la posición de esposa, reina y señora de esa nación, podía imitar a su antecesora y hacer grandes banquetes, invitar a otras reinas, mandarse hacer los vestidos más lujosos, en fin, disfrutar su papel de ser la elegida, pero como sabemos, ella no era como todas las mujeres del harén, ella era parte del pueblo elegido de Dios. Ester no se adelantó en nada para exigir beneficios a su favor, ella fue criada con principios diferentes, los manuales de la prudencia y obediencia fueron su guía.
Creo que este libro es un excelente manual para las niñas y adolescentes, porque los modelos que el mundo quiere impregnar en las chicas, está lleno de vanidad, superficialidad, egoísmo y apariencias. Harían bien los padres en usar un tiempo especial en tener el devocional familiar y enseñar con amor los principios de Dios.
Ester estaba enterada de los planes del malvado Amán contra su nación, pero tuvo el dominio propio suficiente para sentarlo en su mesa, conteniendo su indignación.
¿Cuántas veces has sufrido por falta de dominio propio?
Somos unos apurados en decir lo que nos fastidia, queremos que todos se enteren si estamos resentidos, ella no hizo esto. Supo esperar el momento y la guía de Dios.
El banquete de Ester superó al del día anterior, Asuero entonces, más que feliz, le ofreció la mitad del reino. Ester tuvo que armarse de valor para sincerarse con el rey. No lo pudo hacer antes, pero en ese momento las oraciones, el ayuno de su pueblo, y su propia fe la hicieron sentirse preparada aunque, lógicamente, bastante nerviosa. Entonces el rey, una vez más, le preguntó cuál era su petición. Y otra vez le ofreció la mitad de su reino. Ésta era la tercera vez que el rey le preguntaba a la reina sobre lo que deseaba pedirle.
Ester, por fin pudo revelar lo que Dios quería que dijera: “Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos y si place al rey, que se me conceda la vida: ésa es mi petición; y la vida de mi pueblo: ése es mi deseo.”
¡Cuánta sabiduría mostró en la manera que formuló su petición! Apeló de una manera personal sabiendo que todo lo que había hecho era agradar al rey.
Le dijo al rey que hubiera callado si ellos fueran a ser vendidos como esclavos, pero resulta que el problema era que iban a ser muertos en un día determinado. El rey estaba enormemente sorprendido. ¿Quién se atrevería a destruir a la reina? ¿Y quién se atrevería a destruir el pueblo de ella? Lo que Ester dijo fue una declaración tan impactante que el rey se quedó en shock. La reina y su pueblo iban a perecer. Él firmó un decreto recientemente, Amán lo indujo a eso. ¿Quería Amán asesinar a su reina? ¿Esas intrigas habían sucedido en su reino y él no estaba enterado?
¿Y quién es ese que se ha atrevido a concebir semejante barbaridad? ¿Dónde está? Preguntó Asuero.
La respuesta de Ester fue directa: Ester dijo: ¡El enemigo y adversario es este malvado Amán!
Ester descubrió la verdad sobre Amán, él no era un fiel siervo del rey, sino que era un enemigo y adversario, más interesado en su propia fama y estatus que en el beneficio del rey. Como hijos de Dios debemos usar el discernimiento espiritual para reconocer al enemigo que está detrás de las maquinaciones, tropiezos y tentaciones que sufrimos cada día. Identificarlo nos ayuda para hacer oraciones de guerra espiritual, resistir al tentador y seguir en guardia.
Amán recién se enteró que Ester era judía. El rey estaba tan asombrado por este giro inesperado de los acontecimientos, que salió de la mesa del banquete y se dirigió hacia el jardín. Después de todo, hasta cierto punto él estaba implicado en este asunto. Así que prefirió estar solo para considerar el problema.
Cuando regresó encontró al desesperado Amán tratando de lograr el perdón de la reina, quizá besando sus pies clamando misericordia. Esto fue prueba suficiente para Asuero quien de inmediato lo mandó clavar en la estaca que se había preparado para Mardoqueo.
Amán murió en la misma noche y en la misma horca que él había construido para Mardoqueo. ¡que caro le salió su deseo de ser superior a todos! Amán quiso vestirse con la misma ropa del rey, quiso montar el caballo del rey, quiso disfrutar de los manjares del rey, quiso todos los honores del rey, y según vio Asuero, también quiso a su esposa.
Que Dios nos ayude a no aspirar con ambición nada que no venga de Dios.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
Comentarios