"El amigo siempre lo estima a uno; en tiempos difíciles es como un hermano." Proverbios 17:17
Un verdadero amigo no solo te amará cuando sea fácil, sino en todo momento. Un amigo es un regalo que uno mismo se da.
Hay muchas frases que hablan sobre la amistad. Recopilé algunas que quizá ustedes oyeron:
"Los amigos son como los libros, no necesitas tener muchos, sino los mejores."
"De todos mis amigos aprendí algo en la vida, pero las lecciones más importantes las aprendí de aquellos que pensé que eran mis amigos."
"La amistad no se trata de quién vino primero, o de quien te conoce más tiempo, se trata de quién llegó y nunca se fue."
"Lo bueno de los tiempos difíciles es que ahuyenta a las falsas amistades."
"Los malos amigos son esos que antes valían la pena y ahora te dan pena".
"Cuando mi círculo de amigos se hizo más pequeño, mi visión se hizo más clara, hay fuerza en la lealtad no en los números."
"Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega y nuestra desgracia sin ser llamados."
"Un amigo es aquel que lo sabe todo de ti y sin embargo te quiere."
"Un verdadero amigo puede ver el dolor en tus ojos mientras los demás se dejan engañar por tu sonrisa."
"Amigos son ángeles que te dan alas cuando las tuyas no se acuerdan de volar."
Estas frases denotan claramente un cierto pesimismo o decepción porque ¿Quién no ha tenido un amigo que se alejó para siempre? Son muchas las amistades que se han perdido en el transcurso de tu vida, se apagaron como la luz de una vela, se desvanecieron como el perfume barato. Pero estas pérdidas no es algo que se va y se olvida sino que puede dejar decepción, rencor y enfado, haciendo que uno se vuelva más solitario, más selectivo o menos confiado.
Esta realidad de la decepción al perder una amistad, no es poca cosa, dicen los psicólogos que perder un amor duele, pero perder un amistad mata. Es como si de algún modo este vínculo basado en el compañerismo, en esa relación íntima, espontánea y de ayuda emocional nos confiriera un sustento igual o más significativo que la propia relación de pareja.
La amistad como la describe Proverbios es la relación que se funda en la unión fraternal, en amar sobre cualquier circunstancia, dificultad, o carencia. La amistad genuina es aquella que se demuestra en los peores momentos, es cuando más se necesita hacer presencia. Generalmente se dice ser amigo, en los buenos, y bonitos momentos de la vida, sin embargo la verdadera demostración de esta unión se hace fuerte cuando la enfermedad apareció, donde las finanzas fallaron, donde quizás has perdido a un ser querido o te has equivocado y no lo quieres reconocer.
Pensé en los amigos que la biblia describe para sacar lecciones para nosotras, y encontré a Jonathan y David, Elias y Eliseo, Pablo y Timoteo, Rut y Noemí, Marcos y Pablo, Pablo y Onésimo, Pedro y Jesús, Elizabet y María.
Pero me pareció más dulce hablar sobre la amistad que brindó Tabita Dorcas a sus vecinas y paisanas de Jope.
Dorcas era su nombre griego y Tabita su nombre arameo, ambos significaban gacela lo que demostraba gracia y belleza.
Ella vivía en Jope, un antiguo puerto marítimo de Jerusalén.
Lucas, el autor de este evangelio la llamó: “discípula” quiere decir que era una cristiana fiel y daba testimonio de amor a sus amigas y sobre todo a la iglesia.
Ella abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Dorcas servía a los demás y ayudaba mucho a los pobres, pero en el versículo se resalta de que lo hacía siempre, es decir constantemente.
Pero un día esta mujer tan amigable enfermó y murió. El apóstol Pedro no estaba en Jope cuando murió Tabita. Pero no estaba muy lejos, y los cristianos en Jope que habían oído que Dios estaba haciendo cosas milagrosas por medio de Pedro en la cercana Lida, así que fueron por él, creo que no se imaginaron una resurrección, quizá fueron para que Pedro consolara a la Iglesia por tan grande perdida.
Por fin encontraron a Pedro y le rogaron que viniera a ayudar. ¡Cuánta amistad brindó esta mujer en aquella iglesia para que nadie se resignase a perderla!
Cuando Pedro llegó, lo llevaron a la sala, donde le rodearon todas las amigas de Dorcas, entre ellas muchas viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Las viudas eran mujeres de última categoría, tenían dificultades económicas, necesidad de protección legal, dependían de la caridad de la gente y, salvo raras excepciones, vivían en condiciones miserables y cargadas de niños, lo que empeoraba aún más su situación. De ellas era amiga Dorcas. Por eso cuando Pedro llegó, ellas les mostraron a Pedro las ropas que Dorcas les hizo, como mostrando que la única persona que las había considerado como amigas yacía muerta.
Es muy posible que la expectativa era que Pedro consolaría a estas viudas cristianas y a otros en su tristeza por la muerte de Dorcas. Pero Pedro sintió una dirección específica a hacer exactamente como había visto a Jesús hacer como es registrado en Marcos 5:38-43, sacando a todos, en anticipación de que Dios haría por Tabita lo que había hecho por la hija del principal de la sinagoga. Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate.
Pedro recordó lo que Jesús hizo en Marcos 5:38-43 (o Lucas 8:50-56). En aquella sanación, Jesús dijo “Talitha, cumi”. Pedro dijo aquí (en el idioma original) “Tabitha cumi”.
Pedro simplemente intentó hacer como Jesús hizo. Jesús fue su líder. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó: Por todas apariencias, Tabita fue resucitada de la muerte. Estaba muerta y regresó a la vida. Debemos recordarnos que Dorcas no fue resucitada a vida nueva, fue resucitada a su vida antigua, donde moriría nuevamente.
Dorcas no fue resucitada por su propio bien. ¡Habría disfrutado más el cielo! Fue resucitada por el bien de su ministerio a los demás, que es la misma razón por la cual nosotros hemos pasado de muerte a vida (Juan 5:24).
La amistad verdadera la enseña Jesús. Les agradecemos de todo corazón haber aceptado ser parte de este grupo de amigas, queremos demostrarles nuestra amistad compartiéndoles las cosas que sabemos hacer y nos hacen felices.
Las amamos
Martha Vílchez de Bardales
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