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Foto del escritorIB La Molina

Almas vacías

“ Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.” Efesios 5:15-18


La enseñanza de Pablo es contundente y clara en este pasaje. Está dividida en dos partes: Si eres sabio, actúa de esa manera. Si eres insensato vivirás en el desenfreno.


Antes de ser cristiano quizá tenías costumbres aprendidas desde la niñez, por lo tanto eran naturales y deseables de practicar. Por ejemplo beber alcohol, fumar, divertirte hasta tarde en fiestas, practicar el sexo libre, son los vicios más evidentes que un cristiano nacido de nuevo abandona. Pablo los llama a esas cosas vivir como necios.


Por ejemplo en el contexto de Efesios, “vivir como necios” o “vivir como locos” estaba relacionada con las prácticas de devoción al antiguo dios Baco, es decir, la adoración con la bebida y la fiesta. Pablo hizo referencia evidente a estas orgías porque sus devotos actuaban como locos; corriendo, sacudiéndose impetuosamente, moviendo la cabeza de hombro a hombro, pareciendo estar en todos los sentidos, completamente frenéticos.


“Y no os embriaguéis con vino, porque eso es disolución, sino sed llenos del Espíritu”.

Antes, para sentirnos felices y extasiados nos llenábamos de muchas cosas, pero todo se disipaba en poco tiempo, así que era necesario volver a empezar. Una vez le pregunté a una persona por qué le gustaba tomar tanto alcohol, y me respondió sinceramente: “Porque me siento vacío”.


Una persona que tiene el alma vacía es como un alma perdida. Vive en un estado en el que siente dificultades para reconocer lo que vale, como si no supiera lo que quiere. Puede parecer que está bien, pero en el fondo su tristeza y ansiedad lo dominan, por eso busca llenar esa inseguridad con lo puede.


También tuve que hacerle casi la misma pregunta a otra persona que tenía explosiones frecuentes de ira, su familia ya no sabía qué hacer para salir de la opresión y el miedo. Le pregunté: ¿Te sientes bien después de un ataque de rabia? ¿Por qué no puedes dominarte? Me respondió: “Porque me siento vacío”.


Cuando te sientes vacío puedes llenarte de muchas cosas, llenarte de placeres sexuales, llenarte de ambición, llenarte de envidia, llenarte de celos, llenarte de comida, de viajes, de lujo, de alcohol, de trabajo, de juegos por internet…y la lista puede seguir, pero aunque te llenes hasta el tope de todo esto, se acabará y necesitarás más porque un alma vacía sólo puede vivir en paz cuando está llena de Dios.


En este mundo de tinieblas hay muchos que viven controlados por los placeres mentirosos que finalmente sólo satisfacen temporalmente. Pero los cristianos dominados y llenos del Espíritu de Dios no necesitan buscar en el mundo ningún aliciente para sentirse completos. Cristo es quien nos llena, Su Espíritu es quien nos trae regocijo, sabiduría y mucha paz.


Una persona vacía muchas veces actúa a la defensiva, tiene una mentalidad cerrada, suelen tener creencias inamovibles, por eso pone barreras de acero a cualquiera que lo quiera ayudar, sabe que está cometiendo errores, pero se justifica, se siente desarraigado, aunque siga viviendo en la casa de su niñez, se siente incomprendido y completamente ignorado aunque todos lo vean con deseos ardientes de ayudarlo.

Sólo Cristo puede darle la libertad y quitarle la amargura, sólo el amor de Dios puede llenar ese vacío de su corazón.


Volvamos al verso: No te embriagues con vino, pero se lleno del Espíritu. El Espíritu llena, el alcohol embriaga. El alcohol es un depresor; “afloja” a las personas porque deprime su autocontrol, su inteligencia, equilibrio y juicio. En cambio el Espíritu Santo tiene un efecto exactamente opuesto. Es un estimulante que trae gozo inagotable. Mueve todos los aspectos de nuestro ser hacia un desempeño mejor y más perfecto, nos llena de sabiduría y provoca servir y trabajar con amor.


Tenemos una tarea importante, llevar este mensaje urgente a todos los que están buscando llenar el vacío de sus almas perdidas, pero para hacerlo necesitamos nosotros mismos, ser llenos de la presencia de Dios dominando todo nuestro ser, sólo así tendremos todo lo necesario para ayudar al perdido.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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